viernes, 31 de julio de 2009

09/11/2008 - GOLAZO DE ROMÁN PARA QUE BOCA GANE EN EL ÚLTIMO SUSPIRO


Realmente era un partido para el olvido. Tanto de Riquelme como de Boca, que no podía superar a Arsenal en el Viaducto, y que con la victoria de San Lorenzo sobre Gimnasia de Jujuy perdía la punta. Era la decimocuarta programación y sólo cinco fechas restaban para el cierre del Apertura 2008, que finalmente se definiría en un inédito triangular en el que Boca, San Lorenzo y el sorprendente Tigre se jugaron la corona, que posteriormente se adjudicaría el conjunto Xeneize después de tres finales no apta para cardíacos.
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El elenco por entonces dirigido por Carlos Ischia necesitaba imperiosamente la victoria ante los de Sarandí, pero a esa altura el éxito parecía no llegar jamás. Porque transcurrían 45 minutos del segundo tiempo, y porque las seguras manos de Cristian Campestrini hacían suponer que no había forma de batirlo. Boca más que nada con el ingreso de Nicolás Gaitán a los 25 del complemento supo complicar a la siempre férrea defensa de Arsenal, pero igualmente no había caso. Y para colmo de males, Juan Roman no estaba teniendo un buen partido, debido a que se mostraba impreciso con la pelota y aislado en el juego.



Pero los ídolos siempre aparecen. Boca lo necesitaba y Riquelme siempre dice presente en las paradas difíciles. Por más que en algún encuentro el "10" parezca ausente, constantemente hay que estar atentos. Porque en un abrir y cerrar de ojos el genio de Riquelme frota la lampara y te hace ganar un partido chivo, de esos que luego posibilitan ganar campeonatos. En ese momento del torneo, los tres puntos realmente valían oro para Boca.
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El encuentro se moría en un deslucido empate sin goles, hasta que Leandro Gracián recibió una falta cerca del área mayor. Tiro libre para la visita. Allí Riquelme tomó la pelota y se hizo cargo de la situación. Quedaba muy poco tiempo y había que aprovechar al máximo esa posibilidad, debido a que seguramente no iba a haber otra. Y fue Román nomas. El conductor de Boca se disfrazó por diez segundos de Pablo Picasso y realizó una auténtica obra de arte. Sutil
pincelazo a la red. Riquelme con su derecha prodigiosa acarició el balón, que se metió como un puñal casi en el ángulo del primer palo, imposible para Campestrini que tuvo que ir a buscarla adentro. Boca ganó 1-0 y comenzaba a encaminarse hacia el título. Un campeonato que en un principio parecía imposible de concretarse pero que luego se dio. Porque con Riquelme todo es posible.


domingo, 26 de julio de 2009

20/06/2007 - LA CLASE DE RIQUELME FRENTE A GREMIO EN LA FINAL DE LA LIBERTADORES


Juan Roman Riquelme conserva un vínculo muy especial con Brasil. Y no precisamente porque el número 10 tenga una afinidad particular con los verdeamarelos, sino que en dichas tierras Riquelme se consagró dos veces campeón de la Copa Libertadores de América con Boca. Primero en 2000 con Carlos Bianchi como entrenador frente a Palmeiras, y luego en 2007 ante Gremio de Porto Alegre bajo las órdenes de Miguel Ángel Russo, cotejo al que hacemos mención.

Partido complicado por si los hay el de la vuelta de una final de Copa Libertadores. Primero obviamente, por la adversidad que significaba en ese momento definir en condición de visitante. Y segundo por el equipo rival de esa ocasión, el duro Gremio brasileño, que a pesar de haber caído en la ida 0-3 en La Bombonera, contaba con un muy buen plantel. Tcheco, Lucas (hoy en Liverpool), el experimentado Marcio Amoroso y los argentinos Sebastián Saja y Rolando Schiavi, eran los encargados de impedir que Boca una vez más se alze con el principal trofeo del continente.


Pero a su vez, había que tener en cuenta que enfrente los Tricolores se topaban con un Boca ganador, que gozaba de su as de espadas en un gran momento futbolístico. Y Roman no iba a decepcionar de ninguna manera. El Romantico se despachó con dos goles en la etapa complementaria que sirvieron a la postre para conseguir la sexta Libertadores para las vitrinas de la entidad de la Ribera.

El primer tanto, fue una belleza. Toque tras toque del equipo, Riquelme recostado sobre la derecha recibió de Ibarra y sacó un derechazo letal que se coló por arriba de Saja. Imposible para el ex arquero de San Lorenzo que atinó solo a ser espectador de lujo de un gol de otro planeta. Por otro lado, el segundo no fue tan glamoroso ni atractivo para la vista como el anterior, pero sí importante, ya que con la definición de Roman después de recibir un rebote del golero tras un tiro de Palacio, los Xeneizes sentenciaban la cuestión. Boca Juniors ganó 2 a 0, fue campeón de América, y Riquelme jugó un partido de aquellos. Tal y como nos tiene acostumbrados. La categoría de Juan Roman, es deleite puro.